jueves, 18 de julio de 2013

Astros que se disuelven en el café de los corazones.

Vacilante sinceridad
de tan comprensible vanidad.
Raíces de sueños, que suben
hasta tu boca para ahí fomentarse.

Resquebrajar de los pilares
para caer en el abismo.
Chimenea motorizada que avanza
con el emanar de tus aguas sagradas.

Salto hacia arriba,
caigo hacia el cielo desde el mar.
Las nubes son mi acera,
la lluvia mi río,
las estrellas mi mar de mal.

Las personas son astros;
tu cuerpo mi mundo;
tus nalgas prietas , paraíso en el que viajo 
al son de los tic-tacs de tu canario rojo,
enjaulado, furtivamente,
para luego, enzarzarme en abrigo de desechos
de mi cuarto en el que soy esclavo.


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