sábado, 7 de febrero de 2015

-Inconforme.-

Caen las hojas y pasan al otoño,
me recuerdan a tus lágrimas,
que tan pronto brotaron en forma de sonrisa,
como una primavera,
por éso me cuestiono su valor.

No sé cómo volver al mundo
de los vivos, si los días son años,
y los años, días, buscando,
un sabor menos amargo.

Quiero sentir la noche 
hasta sus entrañas,
los besos como arpas,
que se calen en las entrañas.

Yo me siento inconforme...
No quiero escenas insulsas de salón.
No quiero cena y sofá hasta la muerte.
No quiero comodidad de señor.
No quiero apatía en la mirada.
No quiero que un beso, sea sólo un beso.
No quiero que la cama sea refugio del abandono.
No quiero sensación de nada.
No quiero despertar y maldecir.
No quiero conformismos.
No quiero estar acompañado y sentir soledad.
No quiero sonrisas cronometradas.
No quiero amor predeterminado.
No quiero sentir senilidad en la juventud.
No quiero promesas sin consecuencia.
No quiero consecuencia sin palabras.
No quiero metas sin voluntad.
No quiero voluntad sin muestras.
No quiero falsedad sin ganas.
No quiero ganas con falsedad.

Y yo tal vez no sepa el significado de la nada,
Busco en la sensación de los demás.
Escucho sus gemidos sinceros tan lejos,
que no parecían ser míos...
Sus sábanas no prendieron fuego,
se quedaron polvo y ceniza,
no como con otros...
Que lo hicieron, pareciendo,
violados por el ave fénix.

Los ojos se me descolocan
en el trance en el que vivo.
Y ésto pasó a parecer una pesadilla,
en la que la noche me traicionaba
y el día me bendecía.

Yo mismo me reprocho el todo,
y a la vez nada, porque es el modo
de tener un refugio, y no ser lodo.


-Contrabando.-

Condenado a vivir jugando,
a vivir en lo absurdo,
a andar nauseabundo,
a perder ganando.

Cuál será el postor
que ofrezca mayor valor.
Quién será el que pase
por la aguja sin perecer.

La mano tiembla,
el corazón roza la taquicardia
y el vacío amenaza
con tragarse los mis anhelos.

Pero aún alzo la vista,
aunque no veo nada.


-Amanece.-

Amanece,
y a medida que sale el sol,
la ilusión desaparece.

Las luces se apagan.
El espectáculo se acabó.
Se dio paso al burdel,
de la rutina consumida
y sueños de papel.

Los rayos empiezan a golpear
como las peores pesadillas.
Los papeles se intercambian
y las máscaras también,
nunca se sabe quién será el Judas.


-Quema tus poemas, porque sólo son palabras.-

Aunque tú des todo, te sacrifiques en el amor, éso no significa que el análogo haga lo mismo, o quizá sí, pero más bien sea puro compromiso y la ociosidad del propio amar.

Supongo que la condición de ser un animal no es unilateral a la trascendentalidad del amor romanticista, puro y eterno, ya que desaparece con la inconformidad amorosa y el desprecio de los sentimientos. La culpa siempre es de uno mismo, de nadie más. Mientras tanto escondo mi tercer corazón bajo la piel, por si en caso de emergencia, tenga que rajarlo yo mismo.

Mi mejor amigo seré siempre yo mismo, eso te enseña la amista y el porvenir de las acciones de otros, y el olor podrido de las heridas sin curar. Los aullidos, en éste caso, siempre llegarán más lejos.
Quizá soy un quijote, con síndrome de eternidad, que busca en el estercolero una flor. Soy un quijote que cree en el inmaculado interior de las personas, cuando en verdad, todos mienten, incluso las personas en las que más confías y más amas

Todos padecer de "prometismo crónico", prometen. Quizá por la poca valía que se da hoy en día a las palabras, ya que, las palabras al igual que el papel, se convierten rápidamente en ceniza y en viento, vuelan por si solas.

Por tanto, concreto, una conclusión. No confíes en nadie, ni en los que te juran amor eterno y puro, porque seguramente, no será tan puro, ni tan eterno. Quizá sólo seas un títere a las espaldas del convenio de "amores" y "amigos", quizá seas manipulado con palabras, y el misterio, ése misterio que queda entre dos personas que supuestamente, se aman.


-Sigo vivo.-

Hoy sé que si sufres es porque sigues vivo, ¿no? Pero en cambio, cuando niegas el dolor y te vuelves insensible, de cierta manera, estás menos vivo porque ni tu corazón, ni tu alma, tienen alimento, ni los besos, ni los amores, te dan cobijo. Otros sufren en silencio, y por ello debemos de tener más miedo del que dice que no tiene miedo, que del que dice que sí sufre y tiene miedo, ya que, aquel que dice que no sufre, es impredecible.