viernes, 25 de abril de 2014

Años de función aburrida.

Me miran almas desconsoladas
desde el ático de mi cerebro
niños demacrados se agolpan sin aliento
y millonarios y explotadores ríen como cerdos.

Te timan y vas de prepotente
ayudando a opresores a actuar libremente.
Tú también has contribuido, no te salvas
así que mejor, no te limpies la conciencia
con palabras vanas y sonrisas falsas.
Que ya son años de función aburrida
y mientras yo sigo sin ver una salida
que no sea la de la redención de la vida
luchando por ideales que nunca se olvidan;
quizá mi lucha no sea la más ejemplar
pero a veces siento más que la nada al despertar
y las primaveras son otoños en los que deshojo
verdades como antojo. A veces me encojo
pero no olvido los sentimientos. Cómo añoro
a aquel chaval, que sentía más y no vivía al filo,
cuando sentía con un beso que nada había perdido.





jueves, 24 de abril de 2014

Soñando despierto.

Las ojeras de mis ojos 
me delatan los dientes
clavados de mi lobo.
El cansancio crónico
es mi escudo frente al cosmos
con el que el pelo destajo.

El infinito es un drogadicto 
rozando el trance
en lo eterno de que el dios
frívolo dictó.
Después de mil horas 
de sueño despierto
perdido en los destrozos
de taza de café, contemplo.

Surrealista como una puta
mamando sin llorar;
su saliva son sus lágrimas
y ya no queremos saber más.
La vida nos incumbe más que la muerte,
aunque busquemos que la muerte
nos grite: "!vete¡".




lunes, 21 de abril de 2014

El lobo aúlla, y no le tiento.

La fiera se despierta
y no hay día que me pueda.
Paso borrón y cuenta nueva.

Ya ni me despierto,
el lobo aúlla y no le tiento.
Que el augurio traiga viento
y algún momento muerto.

Alimento a mi aliento
con suspiros de mil besos
y las noches son presagios
de amaneceres en concierto.

¡Qué a mi no me concierne 
el humor ridículo de la vida,
que ya se burló demasiado
de la inocencia del cielo!

Quitarme la armadura 
que un día hice
veo que me hiere;
y se pudre la hiena
que acorrala mi mente,
buscando carroña
de amaneceres grises
y estrellas indecisas.

Sigo pintando mis infiernos de azul
por si algún sol me descorcha el ataúd
y espero encontrar el camino a mi corazón
para ver si ya no muero de tensión en la voz.

Desayuno de fragilidad.

Me arrimo a mi cerebro con espinas de soledad.
La gente sólo bebe para olvidar su libertad
presa, como niños pakistaníes, luchando por vivir,
siendo bombardeados por la OTAN.
Así estoy yo, con armadura de cristal.
Tengo más que fragilidad para desayunar,
olvido de café en la copa que me roza.

Cada noche de delirios que se goza 
en los que los sueños
se agolpan en mi hígado sin más.
Dejando de lado que soy un niño
con zapatos de verdad, se ve 
que esa marca,
no la consiguieron comprar.

Marx ha dejado un legado
que jamás quedará en el olvido,
aunque muchos lo camuflen
con humos de alcohol y vino.

Me concierne la bondad 
que a veces parece quimera.
En un mundo donde los oprimidos
siguen viviendo como perdidos.