viernes, 8 de febrero de 2013

Ojalá.

Ojalá solamente fuéramos "alma", entes, y el cuerpo apegado a la realidad fuera algo secundario. Dejaría de haber tantos problemas, el amor sería puro, y todos nos conoceríamos mucho mejor.

Las cosas que de verdad me preocupan de la vida son la fugacidad de las personas, los sentimientos y la efimeridad de los mismos, el por qué de la maldad, el por qué del egoísmo, del odio.

¿Por qué? ¿No podríamos intentar comprender a los demás, ponernos en su lugar?

 Y si desapareciera, ¿ qué pasaría? ¿ El mecanismo de engranajes de relaciones entre las personas seguiría igual? ¿Cambiaría algo mi inexistencia, mi ausencia? ¿Serían distintas las personas sin el pequeño grano de arena minucioso y minúsculo que he dejado en sus "entes"?

Entes, nuestro "soy", nuestra "esencia", nuestro "alma", nuestro yo" más profundo que sólo conocemos nosotros. Nunca dejaremos que nadie conquiste nuestra fortaleza amurallada e inexpugnable, ya que, ni nosotros mismos hemos sido capaces de conquistarla.

 

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