domingo, 19 de enero de 2014

Los poetas pecados de exceso.

Perdiéndome en el vértigo de las pestañas que aletean al letargo del día.
Imperamos ante la necesidad del mediodía, que dará paso a la noche.
Todos tenemos una melodía, que resuena en sincronía con la vida
pero que se distorsiona con el paso de los años, de los entonces.

Los poetas pecados de exceso o de defecto,
de racionalidad o irracionalidad, de ilusión
o de desánimo, de drama o de comedia,
de locura o de cordura, de sazón
o de amargura, de duda o de certeza,
de moralejas sin bandera o canción
con un toque de elocuencia.

Somos lo que la vida nos obligó a ser,
lo que los sueños podridos y muertos
hicieron brotar de las ilusiones del ayer.

Somos más que un astro en un árbol
que como cada otoño renueva sus hojas
y en las primaveras brotará
como cada primavera una nueva existencia,
pero prefiero ser perenne...

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