Y ahora resulta que la vida no es lo que era.
Llamando a hermanos, cuando en realidad son hienas.
Carroña viuda, de una alegría nefasta.
Cortarse la garganta porque el gallo no cantaba,
y las mañanas son resacas
con el sol de la mañana galopante.
En mi caso, no sangran encías,
sangran mis rimas y mi poesía.
Mi geriátrica melancolía.
El aire se camufla con perfume,
es verdad, puedo oler el aliento
de la muerte, resoplando en mis adentros,
no dejaré que me lleve, éso ya lo tuve.
La soledad es agradecida,
nunca te dejará a solas.
Y no te susurrará a escondidas:
"bebé o te arranco la vida"
Por éso, si quieres hacerle el bien a alguien,
házselo a tu enemigo,
porque será el único que se dará cuenta.
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