Ando perdido en un mundo que ya no es ni mío. Cuando mi sociabilización depende del alcohol, creo que algo grave pasa. Los amigos me faltan y la moral me sobra. Quizá, estoy pagando el engaño de de la vida, que la muy puta se vende cara, a pesar de que su "chulo" sea un enclenque al que con un suspiro derribo.
Lo complicado es verse sumido en un callejón, donde el silencio es eterno, donde la esperanza es símil de la luz de las farolas, donde los gatos presagian todo ésto, es ahí cuando sabes que estás realmente jodido.
Y realmente, cuántas veces he repetido la mista ecuación. Si soy sincero, ya no lo sé, demasiadas tal vez. A día de hoy puedo decir que amigos de verdad no tuve, colegas demasiados, amigos ninguno.
Es así, para qué mentirnos y vivir en una farsa que ni nosotros mismos nos creemos. ¿Para qué? Algunos nacimos para una edad en la que las cosas tenían sabor, pero a día de hoy, sólo encuentras plástico. Es realmente desconsolador.
El amor sabe amargo, la amistad incompleta, la familia martirizada y tus penas en vela, esperando al momento tranquilo, en el cual no tengas un mañana "ocupado", para poder sacarlas a flote. Así es mi vida. Un constante baile de máscaras, bailar y bailar, quemado y quemando, un espectáculo, que ni siquiera es mío.