sábado, 7 de febrero de 2015

-Quema tus poemas, porque sólo son palabras.-

Aunque tú des todo, te sacrifiques en el amor, éso no significa que el análogo haga lo mismo, o quizá sí, pero más bien sea puro compromiso y la ociosidad del propio amar.

Supongo que la condición de ser un animal no es unilateral a la trascendentalidad del amor romanticista, puro y eterno, ya que desaparece con la inconformidad amorosa y el desprecio de los sentimientos. La culpa siempre es de uno mismo, de nadie más. Mientras tanto escondo mi tercer corazón bajo la piel, por si en caso de emergencia, tenga que rajarlo yo mismo.

Mi mejor amigo seré siempre yo mismo, eso te enseña la amista y el porvenir de las acciones de otros, y el olor podrido de las heridas sin curar. Los aullidos, en éste caso, siempre llegarán más lejos.
Quizá soy un quijote, con síndrome de eternidad, que busca en el estercolero una flor. Soy un quijote que cree en el inmaculado interior de las personas, cuando en verdad, todos mienten, incluso las personas en las que más confías y más amas

Todos padecer de "prometismo crónico", prometen. Quizá por la poca valía que se da hoy en día a las palabras, ya que, las palabras al igual que el papel, se convierten rápidamente en ceniza y en viento, vuelan por si solas.

Por tanto, concreto, una conclusión. No confíes en nadie, ni en los que te juran amor eterno y puro, porque seguramente, no será tan puro, ni tan eterno. Quizá sólo seas un títere a las espaldas del convenio de "amores" y "amigos", quizá seas manipulado con palabras, y el misterio, ése misterio que queda entre dos personas que supuestamente, se aman.


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