domingo, 14 de diciembre de 2014

-Sin señales-

Cuántas locuras cuerdas haría yo por ti,
pero no es mi turno,
hace ya mucho que es el tuyo.

Esta mañana he sido feliz.
Al atardecer el parque 
parecía un apocalipsiis a cámara lenta,
rogando al planeta al que me llevabas.

Me he puesto los cascos,
asumiendo que el mundo sigue girando.
Aunque no durmamos juntos 
y ha sido inevitable recordar
algunos de los  momentos que vivimos.

El alcohol ha vuelto ha llamarme,
pero he podido colgarle, no sé cómo.
Supongo, que porque hoy sólo tengo ganas
de sentir tus caricias, desgarrando
con tacto y ternura mi coraza.

La noche ha vuelto a ser una niña aterrorizada,
rezando para esquivar la oblación.
La luna quiere ser más guapa que tú
y no lo logra con tanto maquillaje.

Muchas cosas tenían que irse de mi vida
y tú no eras una de ésas.
Pero ya te he dado mis dos corazones,
el tercero me lo descuartizaron cuando era un chaval
Y ya no puedo darte otro.
Ojalá pronto me des la mitad del tuyo que oprimiste.

Mañana vuelvo a hacer mil kilómeros de carretera,
y no sé cuándo volveré, no importa.
Al llegar tampoco estarás esperándome.

Tu amor es como un marinero en el desierto
que pudiendo surcar océanos, sigue estancado en la arena.
A veces pierdo la noción del tiempo,
y está bien, qué más da, si ya no cuento los días 
que faltan para vernos.

Me tumbo en la cama, y la música me aprovecha
como no te la gana de hacerlo a ti.
Hasta que se me cierran los ojos
y me enfrento al monstruo invisible
de saber que ha pasado otro día, sin señales de ti.



-Pablo Hasel-



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