Me miran almas desconsoladas
desde el ático de mi cerebro
niños demacrados se agolpan sin aliento
y millonarios y explotadores ríen como cerdos.
Te timan y vas de prepotente
ayudando a opresores a actuar libremente.
Tú también has contribuido, no te salvas
así que mejor, no te limpies la conciencia
con palabras vanas y sonrisas falsas.
Que ya son años de función aburrida
y mientras yo sigo sin ver una salida
que no sea la de la redención de la vida
luchando por ideales que nunca se olvidan;
quizá mi lucha no sea la más ejemplar
pero a veces siento más que la nada al despertar
y las primaveras son otoños en los que deshojo
verdades como antojo. A veces me encojo
pero no olvido los sentimientos. Cómo añoro
a aquel chaval, que sentía más y no vivía al filo,
cuando sentía con un beso que nada había perdido.