Nosotros, resignados a vivir sin vivirnos.
Nosotros, amándonos, viendo la vida morir;
Morir, sin tocarnos, sin besarnos.
Morir del frío de vivir sin tus labios.
Lo bueno de la resignación, es poder aceptar,
Estos días de lluvia en el alma que ama sin poder tocar,
Sabiendo, que mañana, podre vicioso amar,
Todos los poros de tu cuerpo sin preguntar.
Espero que las mañanas, no te engañen,
Porque el sol dice que da esperanza pero quema,
Quema los sueños , y nosotros, estamos en condena.
Yo no sueño de noche, sino que sueño despierto.
Porque ocupaste más días que cualquier otro sueño.
Grito y alzo al viento,
cualquier resquicio de infelicidad que queda despierto.
Clamaré en tus sábanas mojadas de la alegría de tu cama,
Poder repetir todas las noches de desvelos que pasamos sin calma,
En el que tú eras mi sacrilegio y mi dama,
Yo tu poeta con alegría que sana.
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