La verdad esque las personas a las que odiaba, a las que amaba, me han demostrado que nada de ello tiene sentido. Los días han pasado y uno se acaba dando cuenta que nada de ello sirve. Sólo queda un reflejo difuminado de ti mismo, una visión lejana de qué quieres ser, una visión más clara de lo que fuiste. Y la emoción de la pasión se pierde, la ilusión echó a volar el día que la venda se quitó. Ahora más que nunca, no lucho contra el universo, ya no... Veo el fluir de las cosas, la lucha continua te destroza y luego te paras y miras atrás, y no ves nada. He tratado de calmar mis dudas, pero uno no ha de mendigar de lo que carece.
Ya está bien de nihilismo, uno necesita certezas para construir. Ahora lo que siento es paz, compasión incluso. Y me despido de todas esas sensaciones amorfas que me destrozaron. Ésta es mi redención. Ya es el momento de matar al niño depresivo. Adiós, hasta el próximo golpe de tristeza.
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