Del gran romance, a la gran tragedia.
De la ilusión, al hiperrealismo.
Cuando las noches fueron hechos días.
Cuando los sueños, fueron poesía.
Peco de empático, y sufro de apático.
Con las agujas del reloj como clavos
En esta cruz donde pago por los besos de otro,
Donde sufro los años hechos añicos.
Apago las luces y me vuelvo a meter en la cama.
Las pesadillas repentinas, se ríen de mi drama.
Y ya hasta mi dama, me toma las pulsaciones
Pero no escucha las mías, sólo pretensiones.
De quién son esos extraños labios
Que ahora beso, pero no sé si fueron...
El desencanto fue el prefacio de estas noches.
Aquéllo que no busqué, pero encontré.
Queda la rabia, la ira y el nihilismo,
Pinchazos en el pecho... sin miedo al infarto.
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