No, me
niego a vivir como el resto adoctrinado y sin aliento. Con la única intención
de conformarme con todo. Me niego. Lucharé y lucharé por mis sueños, y sea cual
sea el impedimento lo derribaré a base de golpes si hace falta, y si se me
desgastan los puños, seguiré golpeando aunque sea con las piernas pegando
patadas, sea lo que sea lucharé.
Caminaré
por los desiertos si hace falta, pero mis sueños no se deshidratarán. Qué me
golpeen, que me griten, que me insulten, que me prohíban, pero jamás me matarán
la ilusión. Que esos que tanto creen en la formalidad se pudran en su tristeza
rutinaria, yo me niego a hacerlo. Y si alguna vez caigo, me levantaré una vez
más por cada vez que lo haga, pero jamás me arrodillaré, pueden hacer que
muerda el polvo y entre dientes grite que los odio pero me levantaré. Mis
sueños están por encima de todo, y si no los puedo cumplir, prefiero morir.
¿Qué
piensan las personas que sólo viven por inercia? ¿Qué piensan los que se ahogan
en el vaso de la monotonía? ¿Qué piensan los que su ideal es mejor que el de
otros? ¿Qué piensan los que se conforman con lo que dan sin llegar a dar el
máximo?
Sólo
espero poder levantar el puño en alto contigo al borde del acantilado de la
vida, y que no nos reproche nada el viento, porque nosotros habremos vivido sin
colmar el vaso con las gotas de la tristeza, porque lo habremos llenado de algo
mejor, de alegría.
¿Que
qué quiero ser de mayor? Yo quiero ser feliz, quiero ser el niño que en su día
fui.