Vuelve la fragilidad.
Estallido de puñales.
Montañas volviendo al mar.
Soplido a las paredes
llenas de telarañas
me transportan a mi cama.
Donde sólo sobrevive un único sueño
es donde yo me perdí y pendí de un hilo
entre rostros de locos, mientras yo miro.
Tragándome las cenizas
de mi conciencia
que se pasan a mi tripa.
Tapizando mi taquicardia
con una sonrisa despreocupada.
¿Qué será si reventara?
Musita la saliva de los sueños
para convertirse en pesadillas
que te comerán como las despedidas,
que sobrevivirán como el aliento.
Viajando por mis adentros
antes de morir, deseando crecer
sin más desquicio que el sin vivir.
No suelo más mañanas mecer.
Caminando por el café
de los telones prendidos.
Caminando ves el trance
de los pilares corroídos.
El lobo con los colmillos sangrando
por las estepas de las cuerdas
que nos ahorcan cuando nos distraemos.
Jamás será un buen día para morir
por eso, siempre hay motivos para sonreír.
Anochece y arderé, con cenizas
escribiré de visitas
de las estrellas que observan
locura de la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario