El hogar se ha ido,
y no sé si es por huir o por ser virtuoso.
Huir de la sandez; lo grotesco; la fata de dudas; la agonía de unos,
para el regocijo de otros,
no lo sé.
Virtuoso por evitar abrasarnos y no empaparse de nuestra ignorancia,
ya que, podría hasta apagarse,
por evitar su destrucción.
Los humanos destruimos todo lo que tiene libre albedrío
y no podemos controlar en nuestro vago intento de controlarlo.
En fin, no sé...Creo que es más lo primero que lo segundo,
pero a la vez más lo segundo que lo primero,
y viceversa.
O quizá todo se resume en un paroxismo en la búsqueda de la Luna,
que ha dejado una oquedad como las polillas en el viejo roble.
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