sábado, 2 de febrero de 2013

Cobarde.


Me miro, y veo la cara de un cobarde que no se atreve a ir por lo que quiere, por miedo a no conseguirlo o eso creo. La verdad es que no lo sé, pero sé que en mí no volverá a habitar un cobarde, porque ni lo soy ni lo seré.

Esta noche he tenido en mis narices lo que ando en deseos de conseguir pero no hice nada, como no, como un cobarde que huye ante una situación de tensión. He sentido cosas, sentimientos de amor, de odio, de frustración pero ante todo sé que no va a volver a pasar, porque uno tiene un error una vez, después, ya no lo vuelve a hacer.

Muchas veces me pregunto que es esto que siento dentro cuando estoy con ella, cuando me hace esa sonrisa suya esos abrazos, esas caricias, esas fotos decoradas con la flecha de Cupido.

Me estoy dando cuenta que cada vez que la conozco más me estoy enamorando más de ella, no de su físico, sino de su personalidad.
He soñado con ella, que despertábamos juntos, abrazados en la cama, los dos desnudos y ella con mi camiseta, la lujuria me corroyó las venas.

Y como repito que no soy un cobarde, ni lo seré mañana, iré al todo por el todo. Son las  lunas las que me acunan esta noche y estoy inspirado gracias a mi camarada y como he dicho, voy a ir a por todas, si me resquebrajo en la caída al abismo no pasa nada,  porque a veces no todo es bonito y no siempre tiene que haber un final feliz, pero no caeré en los recuerdos de aquella flor floreciente que me atormenta porque no se habrá acabado la existencia ni la vida, ya que si no lo consigo es porque ella no es la chica hecha para mí, ni yo el chico para ella.

Y lo último que pensé e esta noche rasgada por el viento fue, ¿quién soy? No lo sé. ¿A dónde voy? Tampoco lo sé. ¿Qué es lo que quiero? Para eso si tuve respuesta y era que quería estar con ella.

Chico/as os digo una cosa ante todo, no os acobardéis por miedo al rechazo porque entonces no conseguiréis nunca lo que queréis de verdad y viviréis en una mentira de tristeza y pesimismo, envueltos en la aflicción y el único consuelo de que no estás solo porque la compañera que te queda, es soledad.

Estas son las palabras de un chico que ha sufrido, ha disfrutado, ha llorado y ha reído. Al final he acabado feliz, ¿os preguntareis cómo? Yo os lo diré, ha sido gracias a mis amigos.



Escrito por: Oremodlab



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