domingo, 24 de agosto de 2014

-Nada es bueno-

Y la vida pasa por mis ojos
sin más que aullidos de los años
de los que lobos aullando entre lodo,
entre cabrones y dolores.

 Y yo volando por las acequias de los sueños,
de las armas revolucionarias, caídas entre los dueños
del mundo en el que fui un niño.

Sólo taladros me matan el cerebro
y noto que nada es bueno
y sólo me devorarán los gusanos.

A pesar de todo me siento tan vacío,
como guerrilleras muertas 
que lucharon por principios 
y murieron sabiendo que conciencias
con vendas seguirán sin quitárselas por miedo.

Aplaudo a los revolucionarios.
Más que miedo entre la gente.
Todo es una hostia aburrida.

Espero el día de la revolución
y para cambiar quiero vivir.
Me derrocho a mí mismo
en noches de desaliento,
sábanas que parecen glaciales,
momentos de ceniza, vanos en intento.

Pensado en el Ché 
jamás me venderé
pensando que la vida será
 más que esa triste era
de amor hipotecado 
y principios putrefactos.





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