Confías en alguien, en quien depositas tu confianza. Esperas que esa persona te corresponda y al final qué. Te meten una puñalada por la espalda y hurgando con la daga en la herida. Crees que la persona no te va a fallar, que te será recíproca. Pero lo más interesante es que al estar contigo esa persona te demuestra cosas y tú, ingenuo, la crees. Al paso del tiempo empiezo a desconfiar más de la gente. Mi vitalidad y esperanza evoca al pesimismo y a la tristeza.
Pero ¡bah! Hacía tiempo que no sentía esta sensación en el pecho. Una mezcla entre dolor, desilusión y lo más importante, de extravío. Me da igual ya el cariño, el amor, la ternura, la predilección y el querer. Todo es mentira. Nuestra condición es así. Los humanos somos así, todos un asco, incluyéndome a mí.
Cuando crees que todo va bien puedes estar tranquilo de que aparecerá algo que lo estropeará. Y justo ahora, cuando estaba empezando a confiar en ti... vas y me fallas de esta manera. ¡A la mierda la primavera!
La flor que brotó, tan rápido como brotó se marchitó. Se valora al amor como oro, pero se vende por cobre.
A veces hasta el ángel más bonita y pura, engaña. Se disfraza. Su apariencia es clara, colosal y exorbitante, pero en verdad es un demonio que te quemará con su vaho infernal al hacerte el amor, te resquebrajará con su aliento frío, seco, áspero como una lija y te despojará de lo más preciado que tienes, tu alegría, tu esencia, tu vida. Y finalmente lo único que quedará, será tu ser, frígido, roído y consumido en lo más profundo del abismo más grande que puedas imaginar y es, el rencor.
A todo cerdo, le llega su San Martín. Yo mientras tanto, me voy.
Escrito por : Shoulder Shy
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