Queridos lagos de mi memoria,
queridos apéndices de mi existencia,
queridos vestigios de mi ahora vida,
digo que desaparece, a quien se olvida.
Impreso en mi estampa, antes de emerger,
mi nombre antroponímico, ¿me hace ser?
¿Ser quién? ¿Ser cómo? ¿Qué menester?
Cada cual con sus propios fantasmas,
inteligibles o sensibles, propios o no,
llego al desenlace: !canallas las horas!