Dime que fuiste real y no un espejismo.
Dime que tu ternura con forma de llave, brotó en mi corazón y lo abrió.
Dime que todo no fue simple ilusión del desierto de la urbe.
Dime que algún día despertaré contigo y no habrá nada que nos turbe.
Ojalá que tu voz no sea un simple soplido que pasa por mi oído
porque ha sido lo más bonito que jamás un hombre ha sentido.
El lienzo que mi alma pinta es gris, a veces blanco, a veces negro.
Espero que tu pelo no tape tus ojos, que los besos, sean más que éso.
Que sentirte entre mis brazos no sea motivo de olvido
y que cada amanecer no sea un anochecer de delirios.
Me froto los ojos para limpiar la resaca del sel sol
que ayer se pasó de contar estrellas y vomitó calor.
Qué la alegría de ser niño brotó y marchitó
y ahora lo más parecido es imaginar tu rostro,
sentir tus trazos por mis vacíos y mis quejas por tu ombligo.
Tender a secar alegrías para evaporar las canas del tiempo
y reír siempre con la misma fuerza, con la misma empatía.
Tiritamos en un ártico artificial, con paredes de sonrisas
y techo de cristal, esperando marchitarlo con el calor de los dos.